domingo, 31 de mayo de 2009

modificacion de, el viaje

-¡¿Mabe?! ¡Despierta Mabe! – oí, desde el fondo negro, una voz la conocía muy bien
-¿Qué pasó Feña? – estaba durmiendo hasta que ella me despertó
-Que te pasó a ti, estabas gritando y no dejabas de moverte mientras dormías ¿o no Matías?
-¿Qué te paso mujer? – Dijo él mirándome al igual que la Feña, asustado - ¿Qué soñabas?
-La verdad – dije mientras me acomodaba mejor en el asiento del avión – no lo sé muy bien, solo corría por el bosque, huyendo de…ustedes
-¿Nosotros? – preguntaron ambos contrariados
-Estás loca – dijo la Feña al fin
-Mala onda – dije y me puse a ver por la ventana del avión, ya se podían ver los grandes bosques, los bosques que muy pronto nos rodearían por más o menos dos años
Quizás tenían razón y estaba loca, pero yo prefería pensar que era demasiados los cambios que ocurrían, estábamos en un avión en pleno vuelo a Seattle dirigiéndonos a una especie de congreso por alumnos de distintos países y colegios del mundo. El avión estaba lleno de gente que conocía, gente del colegio, amigos, conocidos y gente que hubiese preferido que no viniera. En fin, tan solo ayer me encontraba en mi casa, más bien en el colegio, en clases hasta que no sacaron y nos llevaron a una sala, allí nos informaron que éramos los escogidos para ir a un congreso en Seattle, que teníamos que representar a nuestro colegio, que teníamos que viajar a un país desconocido, por lo menos por mí, por dos largos años.
Conocía a todos lo que iban en ese avión, unos solos de vista, quizás a otros solo le había hablado una vez y otros eran mis mejores amigos. La Feña y la Cami eran mis mejores amigas y gracias a Dios íbamos las tres allí, a las tres nos habían escogido para representar el colegio. Luego estaba mi mejor amigo el Matías, él también estaba muy feliz, porque iba con varios de sus amigos, el Pablo, la Laura, la Yupy y el Feño, yo los conocía también, y todos me caían muy bien, pero no podía decir eso de los demás que iban en ese avión, eran todo lo contrario, allí también iban el Jason, un niño del tercero A, me caía mal y la Feña siempre me molestaba o molesta con él, el Mario que era amigo del Jason y que a la Cami le gustaba, otra más que iba en ese grupo era la Gamberra, como le decíamos con la Feña, ella era la ex de un niño al cual llegué a querer demasiado, no estoy segura si lo amaba…, otras que ahora parecían las mejores amigas del mundo eran la Raquel con la Dominic, la Dominic antes era nuestra amiga, pero tuvo problemas con la Cami y nunca más nos volvió a hablar, creo que eran problemas con un niño llamado Cristóbal… y la Raquel era amiga del Mati, pero lo trataba mal, por eso me caía mal.
Bueno trataba de no pensar mucho y por eso me quedé dormida en la primera ocasión, pero no quería volver a tener una pesadilla así que esta vez no me quedaré dormida. Digamos que tenía una esperanza sobre este viaje, era algo fantástico e incluso algunas veces llegué a soñar con aquello, era la esperanza de conocer a los Cullen, a los vampiros, a los licántropos, Edward, Jasper, Alice, Sam, Jacob…
Era estúpido pensar que eran de verdad, digamos que yo siempre he soñado despierta, tanto cosas reales como irreales, tanto con gente de verdad como vampiros o hombres lobos, era, por un decir, lo único que podía hacer mientras viajábamos en ese avión. Miré hacia el lado y estaba la Feña dormida, me acordé del Pancho y de todo lo que ella había sufrido por él, espero que lo pudiese olvidar, no podría soportar verla llorar todos los días por él, no se merecía tanta pena, Seguí viendo por la ventana y estuve a punto de quedarme dormida, pero gracias al típico pitido de ‘pónganse los cinturones’ logré quedarme despierta el resto del viaje, ya habíamos llegado al aeropuerto de Seattle.

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